10/24/2006

Canciones de salida

La cámara se eleva despacio y toma una perspectiva de la calle en la que se aleja el protagonista de la serie, quien camina no hacia un lugar definitivo sino al futuro que él ha comenzado a construirse. Es el último capítulo, pero no el desenlace de la historia, porque la tendencia moderna es dejar abierto el final, no cerrarlo con situaciones definitivas y concluyentes.

Segundos antes de que el protagonista comience a caminar hacia su final-inicio, hacia un viaje iniciático que lo abrirá a nuevos proyectos y experiencias, se escuchan los primeros compaces de una canción que habla de nuevas rutas y que suele ser optimista (a veces, melosa). El volumen aumenta conforme la última imagen se desvanece y deja paso al fondo negro con los créditos de salida.

La letra de las canciones de salida suele coincidir con la temática del programa. Es como su cierre, su resumen, la recapitulación de todo lo que se vio y del mensaje que se quiso transmitir (para mí, la mejor que he escuchado es la que acompañó el final de Six Feet Under, en el cual el auto de Claire recorría una carretera que simbolizaba el camino futuro de los Fisher).

En estos días he buscado mi canción de salida. Porque decidí emprender un proyecto profesional que implica algunos cambios importantes en mi organización diaria. Un proyecto arriesgado donde las únicas seguridades son que el futuro es incierto y que tengo que construirlo cada día. Con la autora del libro Doce momentos en la vida de toda mujer, puedo decir:


"Lo que ahora ocurra conmigo depende de mí mismo y de la confianza en que soy creatura plena a la que no le falta nada".

Cruzo la puerta de la última empresa en que trabajé y oigo lo mismo que cantó Anastasia cuando salió del orfanatorio:


Anda, vamos ya.
¡Corazón, no temas!
No te vas a detener.
Me parece que tengo mil opciones.
No sé a quién volveré a ver
o que tan lejos llegaré
en un viaje tiempo atrás.

Paso a paso y sembrando mi esperanza
no sé en dónde iré a parar.
Voy a un lugar a formar mi vida.
Cien misterios aclarar.
¡Sí! Esta es mi señal.
¡Hoy he de volver
a reunirme con mi paz!
Y ver por fin mi hogar.

O es la decidida Eva (Perón, en el musical argentino de Nacha Guevara), quien me presta las palabras para reafirmar mi convicción:


Si pudiera yo entregarme
sin medida a una pasión
como quien quema las naves
como quien habla con Dios.

Y recuerdo que eché fuego a mis naves para no poder regresar y emprender en serio mi proyecto (que al fin y al cabo no sólo es mío, sino también de Flavio, que está involucrado por la cardiosolidaridad). No voy solo. Varios contactos editoriales, amigos y compañeros de ruta me apoyan.

Cuando uno hace memoria (re-cuerda, o sea, viaja al corazón), se da cuenta que para llegar al punto actual ha tenido que pasar por mil aventuras, en el sentido de haber tomado muchas decisiones importantes y arriesgadas que el tiempo se encargó de confirmar como acertadas o desafortunadas. A la larga, toda decisión nos construye, ya sea desde las lágrimas o la palmadita de satisfacción.


Tiempos mejores, tiempos peores viví
y estoy aquí.
Champagne a veces,
otras cerveza o anís,
y estoy aquí.

Caminando, suelas gasté
y en el camino también lloré.
Mis ilusiones perdí y estoy aquí.
De la vida lo bueno y lo malo aprendí.
Sólo Dios sabe lo que viví
ayer y hoy,
y aquí estoy.
Mírenme, que aquí estoy.

Acaso no es casualidad que justo en estos días fue mi año nuevo, como le llamo al aniversario del día en que mi mamá me alumbró. Treinta y una razones para estar agradecido con la vida y con los amigos que fueron (y los que no) a la pequeña fiesta que dimos en la casa de Rubén y Daniel, quien también festejó su cumpleaños.

Fraternidad (de hermanos) y sororidad (de hermanas) fueron los principales sabores de la fiesta donde abundaron chistes, risas, perreadas, fotos, una peli semiporno y regalos encantadores por todas partes, de los cuales una megajotita bolsa de peluche rosa con una flor amarilla me será de suma utilidad para portar mis monedas y billetes en el respetuoso y siempre tolerante transporte público.

En ocasiones me cuesta trabajo abrirme al contacto físico, pero los más de veinte abrazos que me dieron los recibí con sumo gusto, dejándome apapachar por quienes amablemente han permitido que de alguna manera Beto Olmos entre en sus historias.

Ahora sigo recorriendo el camino, a dos manos con Flavio y acompañado por la familia alternativa de amigos que también han experimentado que todo final es un comienzo, y que cada uno edita la película de su vida con las decisiones que asume.


10/11/2006

El corazón del profesor de inglés

Cuando el Nene entró en la vida de Ángel se hizo mágico el futuro de los dos. En el abrazo seguro de su ex alumno, Ángel sabe que el mundo tiene sentido. Para ambos, un clásico de mi diva (y de Ángel, también) Nacha Guevara: "Todavía".

No lo creo todavía,
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría.

Palpo, gusto, escucho y veo
tu rostro, tu paso largo,
tus manos y, sin embargo,
todavía no lo creo.

Tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto.

Nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa.

Sin embargo todavía
no puedo creer mi suerte,
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía.

Pero venís y es seguro.
Y venís con tu mirada.
Y por eso tu llegada
hace mágico el futuro.

Y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos,
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido.

Y si beso la osadía
y el misterio de tus labios,
no habrá dudas ni resabios,
te querré más todavía.

(Mario Benedetti - Alberto Favero)
"Todavía" (Mario Benedetti - Alberto Favero. Intérprete: Nacha Guevara)

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10/05/2006

Segundo mandamiento

Lo que me preocupa no es tanto (que ya es mucho) la pérdida del estado laico y de la sana secularización que debe existir en todo gobierno, sino que la gente del poder sabe que, por desgracia, muchísimas personas en nuestro país creen que la mención de Dios hace bueno y sincero a quien la refiere.

Dios como arma del estado contra el pueblo;

Dios como títere de los intereses de los poderosos;

Dios como protector de las canalladas de los jerarcas religiosos y políticos;

Dios como legitimador de las atrocidades del imperio (tortura y muro);

Dios como recompensador del esfuerzo de los empresarios multimillonarios (¿sabían que Slim manda bendecir cada Sanborns que abre?).

Tienes razón, Unax: con este dios, mejor sigo como ateo.

Helguera


Hernández



Rocha