9/29/2006

El profeta Sartre


La asombrada profesora mantenía los ojos abiertos, los labios temblorosos y la confusión de ideas que la afirmación recién escuchada le había causado.

–¡Entonces no existe el diablo! –declaró, más que preguntó.

Le aseguré que no, que era una figura simbólica usada por los hebreos para representar a quienes no tenían respeto alguno por la vida de los otros: dictadores, conquistadores sanguinarios, reyes que se consideraban hijos de su dios y , por tanto, poseedores de los cuerpos de sus súbditos.

El infierno, por tanto, tampoco puede existir. Su concepción es más existencialista y cotidiana que escatológica. En los tiempos bíblicos, se trataba de una cañada ubicada al suroeste de Jerusalén en la cual se quemaban niños en el Tófet, especie de horno y altar, en honor al dios Mólek (Jer 7, 31-32). Con el tiempo, ese lugar se conviritó en un tiradero en el que se quemaban desechos, y se llegó a considerar como el sitio de castigo eterno, concepción asimilada por el mismo Jesús (Mt 5, 22). No tardaron mucho los primeros cristianos en convertirlo en el famoso infierno y agregarle diablillos traviesos que danzan en el fuego perpetuo.

Tras escuchar mi explicación, la representante de la sabiduría y la ciencia transmitidas a los párvulos, y defensora de la más pura ortodoxia, me acusó con la directora de ese colegio de triste memoria.

Hoy compruebo la veracidad de esa actual concepción del averno, certera para algunos, pero osada en ambientes conservadores. Con la aprobación el día de ayer (28-06-09), por parte del senado estadounidense de la Ley de Comisiones Militares, el infierno de la tortura a enemigos de Estados Unidos se impondrá con total legalidad y con todos los recursos que años y años de tradición torturística le han dejado a la nación más libre del mundo.

En efecto, a partir de que Bush promulgue dicha ley, cualquier ciudadano extranjero, sea en ámbitos bélicos o no, podrá ser declarado "combatiente enemigo ilegal", apresado en la cárcel que a sus captores les dé la gana, interrogado con los más crueles "métodos de interrogatorio" y desautorizado para defenderse o siquiera saber el porqué de su detención.

Sí, amiguitos y amiguitas, la nación considerada baluarte de la democracia y la libertad en Occidente, el país que nos protege de los detractores de Benedicto XVI, el paraíso nórdico que apoya sin condiciones a los hijos de Jacob en sus afanes neocolonialistas, ha retocedido en el tiempo al negar un derecho que desde el siglo XIII estaba consignado en las legislaciones nacionales: el habeas corpus, es decir, el derecho de todo ciudadano, detenido o preso, a comparecer inmediata y públicamente ante un juez o tribunal para que, oyéndolo, resuelva si su arresto fue o no legal, y si debe alzarse o mantenerse.

Condenada por cientos de organismos no gubernamentales y documentada como el recurso por excelencia de los gobiernos para facilitar la cooperación de sus detenidos, la tortura, intrínsecamente inhumana, ya es legal y está autorizada dentro de las medidas que Bush ha empleado desde el 2001 para contrarrestar el terrorismo. "Y han funcionado, porque no hemos tenido más ataques desde la implementación de los planes de seguridad nacional", asegura el mismo mandatario para justificar sus atrocidades.

Los analistas lo dicen claramente: no sólo los musulmanes, sino cualquier ciudadano extranjero podrá ser calificado como enemigo y sometido a las más crueles torturas sin que posteriormente pueda exigir justicia ante las vejaciones que se le cometan. Los miles de compatriotas mexicanos que año con año cruzan la frontera también están expuestos a ese riesgo. Lo peor vendrá cuando los mismos estadounidenses sean declarados enemigos de su país. Porque su infalible sistema judicial no podrá defenderlos. La Ley de Comisiones Militares no discriminará, y hará sentir todo su peso en los electores que votaron a favor de uno de los peores regímenes que haya existido en la historia moderna.

No, mi querida profesora, el infierno no es un lugar a donde van las almas de los injustos, y el diablo no es su gerente vitalicio. El infierno es las realidades históricas creadas por los adoradores de los modernos Baal, Mólek y Mamon, dioses del dinero, el placer y el poder, que exigen cuantiosas inmolaciones humanas para sostener su poderío y su reinado de terror.

(Para quien tenga estómago y entienda la lengua del imperio, le sugiero la amena lectura de uno de los manuales de interrogatorios de la CIA: http://rapidshare.de/files/34883710/CIA-Human_Resource_Exploitation_Training_Manual-1983-1.pdf.html)

9/21/2006

¿Y ahora quién podrá ayudarle?



Helguera, La Jornada, 20-09-06.

9/20/2006

"Dejad que los pequeños se vengan en mí"

—¡Oiga, joven! —llama una señora al joven y guapo teólogo gay—. Mi hijo me confesó que hace unos días el párroco de la colonia lo manoseó y le hizo cosas indebidas.

—¿Qué cosas, señora? —responde el apuesto escolástico.

—Bueno... Pues... Dice mi'jo que le tocó sus partes.

—¿Cuáles partes? ¿Sus hombros, acaso? ¿Sus tersas manitas?

—No... Su parte... masculina.

Sobreentendiendo el mensaje, el joven docto no quiere insistir para no aumentar la turbación de la madre de familia.

—Entiendo, señora. ¿En qué cree que le puedo ser útil?

—Pues quisiera saber si puedo demandarlo ante las autoridades religiosas, o sea, ante nuestro excelentísimo reverendo don monseñor arzobispo.

—¡Pero, señora, claro que puede! El Código la ampara.

—Ah, sí, ya sé cuál...

—Permítame —insiste el docto mozo—, ahorita mismo le busco el canon que ampara su caso. ¡Faltaba más, si nunca salgo sin el Código, por si las dudas!

La afligida madonna espera con ansia la respuesta que iluminará su vía crucis.

—¡Aquí está! —exclama cual si hubiese encontrado la mismísima piedra filosofálica. —Es el canon 1395, parágrafos 1 y 2, del Libro VI que trata sobre las sanciones en la Iglesia. Se lo leeré:

1395 § 1. El clérigo concubinario, exceptuado el caso del que se trata en el c. 1394, y el clérigo que con escándalo permanece en otro pecado externo contra el sexto mandamiento del Decálogo, deben ser castigados con suspensión; si persiste el delito después de la amonestación, se pueden añadir gradualmente otras penas, hasta la expulsión del estado clerical.

§ 2. El clérigo que cometa de otro modo un delito contra el sexto mandamiento del Decálogo, cuando este delito haya sido cometido con violencia o amenazas, o públicamente o con un menor que no haya cumplido dieciséis años de edad, debe ser castigado con penas justas, sin excluir la expulsión del estado clerical cuando el caso lo requiera.

—¿Cuántos años tiene su hijo, señora?

Extrañada, la madre responde:

—Diez años, joven.

—¡Ve! Sí alcanza la edad reglamentaria para considerarlo víctima de abuso.

—Oiga, pero lo que yo no quiero es que con la demanda el obispo nada más cambie de parroquia al cura ese y deje en el olvido el agravio a mi'jito. Ya ve que con esas políticas vaticanas de encubrimiento, una nunca sabe.

Extrañado por las ideas pseudoargumentadas de la dama, el teólogo no puede reprimir una leve amonestación.

—Señora, confíe usted en las instituciones religiosas y en el Tribunal Eclesiástico de nuestra arquidiócesis. Acuda de inmediato al edificio arzobispal de Durango 90, en la colonia Roma, y lleve los cánones del Código que le he dado.

Dubitativa, con la desconfianza propia de quienes han perdido la fe incluso en los tribunales encargados de verificar la legalidad de las elecciones federales, dicho sea de paso, la señora pregunta:

—Por cierto, ¿de qué código me habla, joven?

—¡Mi señora! —exclama azorado el profesional de la religión—. ¿Cuál habría de ser? ¡Le estoy hablando del Código de Derecho Canónico!

—Ah, ese. Fíjese que pensé que me hablaba del Código Da Vinci. Ese sí funciona y pone a temblar a la Iglesia. El que usted dice, pues mejor guárdeselo.
Mensaje en apoyo al cardenal Norberto Rivera Carrera

Mi muy querido señor cardenal:

Lamento mucho esa campaña de desprestigio a tu investidura, que se ha desatado en algunos medios de comunicación debido a una supuesta demanda de una víctima del padre Carlos Nicolás Aguilar Rivera, acusado de pederasta.

Como bien sabes, Betito, a la justicia eclesiástica le es indiferente con quién compartes tu tálamo, mientras mantengas unidos y cooperantes a tus fieles. Y a la civil, mucho menos. En tiempos poselectorales tan delicados como los nuestros, al democráticamente elegido Felipillo de Jesús le conviene apoyarnos y devolvernos el favor de haberle concedido tantos votos y haber sido para él la autoridad moral que respaldó su triunfo.

Así que, ¿te enjuiciarán en California? ¿Te acusarán junto a Mahoney de encubrir a esa ovejita descarriada? Claro que no. Tú lo sabes.

¿Crees que Benedicto te llame para imponerte una medida disciplinaria como a mí? No tiene tiempo. Las quejas de los hijos de Alá lo mantienen alejado de escandalillos locales como el que te incomoda.

Ánimo, pues, que por algo nuestro fuero es inviolable y sagrado.


Tuyo en Cristo,

Rvdo. P. Marcial Maciel Degollado


(Lee a qué escándalo se refiere el venerado padre Maciel en http://www.jornada.unam.mx/2006/09/20/003n1pol.php.)

9/16/2006

Discurso de un presidente realista y con sentido común la noche del 15 de septiembre de algún año feliz

Mexicanas y mexicanos:

Esta noche tendría que celebrar el rito anual que obliga la tradición a todo jefe de estado de nuestro país. Sin embargo, la actual situación que vivimos nos obliga a caminar en otro sentido.

Ustedes mismos no podrán negarlo: ¿cuál independencia celebraremos, si hoy más que nunca estamos sujetos a los poderes extranjeros y a los ambiciosos intereses de los empresarios, para quienes el pueblo es un medio que les aumenta sus ya de por sí exorbitantes cuentas bancarias?

En cada fiesta podemos celebrar y conmemorar. Cuando celebramos, sólo hacemos memoria de algo que ocurrió en el pasado y que nos produce un recuerdo significativo. Al conmemorar, actualizamos la memoria, hacemos presente aquello que marcó el pasado y que influye en el aquí y ahora.

En los tiempos modernos, los festejos de septiembre son celebraciones, no conmemoraciones, porque recordamos una fecha a través de un relato cuya historicidad ha quedado en duda a lo largo de los años. Pero no convertimos la independencia en algo presente, no conmemoramos, simplemente porque:

• la estabilidad de nuestra moneda está sujeta al dólar como su esclava;
• Washington dicta las política sociales y económicas que hemos de seguir si no queremos una invasión militar al estilo de las naciones árabes;
• nuestras expresiones culturales están subordinadas a las modas y a la jerga estadounidense, que nos restan identidad y nos mantienen enajenados con un estilo de vida que nunca podremos alcanzar;
• la democracia que estamos construyendo tiene que pasar por la aprobación norteamericana, que condena a todo gobierno que no sea neoliberal y derechista;
• gracias al Tratado de Libre Comercio con las naciones del Norte, tenemos que dejar entrar todo lo que nos quieran vender, pero no podemos exportar abiertamente nuestra producción ni vernos beneficiados en nuestra economía interna;
• la deuda extena se come en intereses miles de millones de pesos que podríamos emplear en obras sociales para nuestros compatriotas más desfavorecidos;
• toda ley que se aprueba en las cámaras legislativas debe favorecer a los empresarios e inversionistas extranjeros, porque de otra manera se veta y modifica;
• Estados Unidos nos ha obligado a crear la menor cantidad de empleos que podamos, con tal de estrechar las opciones laborales y obligar a millones de mexicanas y mexicanos a emigrar a ese país, que requiere hoy más que nunca de mano de obra barata para seguir progresando.

La historia actual nos obliga no a dar el grito de independencia, sino a escuchar el clamor de millones de compatriotas que sufren en muchos ámbitos la subordinación de nuestro país:

• El grito de la mujer con muchos hijos a quienes no puede mantener;
• el grito del joven que no puede realizarse profesionalmente por no contar con recursos suficientes, y que debe dedicarse a subempleos mal pagados o abandonar su patria para buscar un mejor futuro;
• el clamor de millones de ancianos abandonados a su suerte y a sus pobres fuerzas;
• el grito ignorado de millones de indígenas esclavizados en Chiapas, Oaxaca y demás estados;
• el reclamo de la sociedad amedrentada por los carteles del narcotráfico;
• el reclamo de los miles de niños abusados sexualmente en redes de comercio infantil protegidas por los gobiernos;
• el clamor de las mexicanas y mexicanos para quienes las instituciones de seguridad pública se han convertido en motivo de pánico;
• el grito de millones de mujeres maltratadas que no encuentran apoyo ni respaldo en las leyes;
• la voz alzada de las muchas poblaciones del Norte que ya no cuentan con el bien natural del agua, porque se ha ido a los centros de entretenimiento de los ricos o porque Estados Unidos la ha exigido como tributo.

Por todo lo anterior, queridos compatriotas, es que nuestra celebración de la independencia estará vacía y sin sentido hasta que no transformemos la realidad que debe sustentar dicha conmemoración. Porque el patrioterismo de septiembre en nada ayuda a reforzar nuestra dignidad de mexicanos.

Vayamos, pues, a nuestras casas a generar una realidad con la cual nos sintamos satisfechos, para que los silbatos, las matracas, los cohetes y las banderitas no suplan la responsabilidad de construir un país del que nos sintamos verdaderamente orgullosos.

9/12/2006

No tardo, amor, vuelvo en un rato


Hace unos días, el 9 de septiembre, para ser exactos, en la cama 29 del pabellón 5 de la Clínica San Rafael para personas con trastornos mentales, murió un hombre cuya identidad no pudo ser descubierta. Había llegado casi cuatro semanas antes, de la mano de un hermano juanino que lo encontró delirando en la calle. La suciedad de largo tiempo cubría el bello rostro de ese hombre de aproximadamente 60 años. Un amigo psiquiatra, juanino también, me contó que de lo poco que se le entendió al hombre es que vivía con su hermanito, que se había ido de viaje hacía cinco meses y diez días. Por la constante repetición de la historia, mi amigo dedujo que el pariente del hombre sí había efectuado un viaje, aquel conducido por Caronte tras pagarle dos tristes monedas.

Las evaluaciones psiquiátricas no pudieron explicar el porqué de las tendencias suicidas del hombre, en ausencia de signos de un estado depresivo mayor causado por la pérdida. Mi amigo se aventuró a comentarme que el hombre más bien parecía ansioso por morir. Y lo había conseguido: se ahogó con su delgada bata durante una madrugada.

La primera singuralidad del caso es que su rostro mantenía una expresión serena, de alivio, incluso de secreta alegría, aunque había dejado de respirar hacía varias horas. La segunda, que en su mano apretaba un papel cuyo contenido no había querido revelar a nadie; eran las mismas líneas de las que se alimentaba en cada comida, y que lo acompañaban en sus vigilias nocturnas. La firma es ambigua porque no se trata de siglas; acaso sea un acrónimo.

De esas palabras escritas con una caligrafía elegante mi amigo me envió una copia, la que a continuación reproduzco. Su lectura nos permite atisbar un poco la historia que celosamente guardaron.


Prométeme que el día que mueras todo se detendrá para prolongar el beso último que nos demos.

Promete a este corazón entonces acongojado que no te irás, sino que te quedarás más presente en mis duelos, mis fiestas y mis ruegos;

prométeme que te irás, pero que volverás con el otoño, cuando mi alma comience a sentir el frío de tu ausencia;

prométeme que no te irás del todo para que no odie lo que huela a ti cuando te hayas ido;

prométeme que vendrás a cobijarnos a la soledad que dejes y a mí;

prométeme que estarás en cada lugar que hemos visitado, para que cuando los recorra, sienta que camino a tu lado;

prométeme que no veré decepcionada mi fe cuando llegue allá para reencontrarme contigo;

que no seré un extraño vuelto a nacer sin que te conozca;

prométeme que no habrá ángeles ni serafines, sino muchos tús multiplicados por cada momento de felicidad que me diste;

prométeme que encontrarás el silencio adecuado ante el cúmulo de palabras que querré decirte entonces, cuando la finitud de nuestras vidas dé el giro de tuerca que nos haga ser menos limitados por lo corpóreo, y más erotizados por el espíritu;

prométeme que no llorarás de ausencia, sino que gritarás mi nombre tratando de llamarme a ese lugar cargado de dicha, incompleta hasta que vuelva a estar contigo;

prométeme que cuando me toque el turno de pagar mi pasaje hacia allá, mi visión beatífica serás tú, esperando cual imagen mesiánica que nos fundemos en el abrazo que nos dábamos cada tarde a tu llegada;

prométeme que encontraremos un punto aúreo para poner nuestra plaza y recibir a cuantos quieran departir con nosotros nuestro regocijo, como hicimos cada semana con quienes llegaban por una taza de chocolate y unas migas de ternura;

prométeme que allá nos seguiremos edificando, porque acaso la simplicidad de la imperfección sea más gozosa que la vanidad de la completud;

prométeme que tu otredad seguirá siendo mía, y mi mismidad, nuestra;

prométeme que resucitaremos con cada cúlmen que tu excelso cuerpo y mi níveo físico nos brinden;


prométeme que los amigos no me llamarán viudo, porque sólo se tratará de otro de tus viajes, con un regreso indefinido, eso sí;

prométeme que ningún imaginario popular evitará que llore y que tú descanses en paz, porque no han visitado la inhóspita región a la que no dejábamos de ir cuando nuestro beso nos unía;

prométeme que la muerte te tratará como a su huesped, no como a su víctima, y que vendrá ella a consolarme y a relatarme las últimas palabras que tú le dijiste de camino al reposo celeste;

anda, prométeme que no me heredarás tus divisas sino tu buen humor que curaba per cápita los instantes de dolor y tensión;

herédame tu sentido común, el sexto, el sobresaliente, el que fomentó que nuestro amor adolescente deviniera en adulto;

vamos, prométeme que mis dudas y sinsentidos quedarán resueltos cuando me hayas explicado los porqués de habernos unido tantos años, cuando me cuentes el caudal de casualidades que usó Él para unirnos, cuando me reveles los secretos míos que allá descubriste, pero que no dejaste de cubrir con el aura de la comprensión.

Cuando me hayas saludado con tus labios serenos de ansiedad, y mis brazos hayan abarcado la espalda tuya que cargó seis lustros de pan compartido,

cuando me hayas dicho que me estabas esperando y no pueda desagobiar mi lengua llena de gozo, entonces, y sólo entonces, sabré que estoy en casa.


Olpapa

9/07/2006

Hoy te sientes toda guapa

No te han detenido una enfermedad, ni un ambiente laboral horrendo; un novio que no supo la joya que perdió, ni los ridículos cánones gays de belleza.

Ahora sufres una pérdida luego de largo tiempo de hospitales, malas noches, falta de dinero, tensión familiar y más problemas en el trabajo.

Pero tú sigues ahí, de pie, firme, aunque te quiera doblar el peso del dolor. No niego lo que sufres ni le resto valor. No te digo que no llores o que olvides.

Lo único que sé, porque de eso estoy seguro, como de que soy tu hermanita, es que sobrevivirás. Y la persona que salga de ese dolor depurado será más fuerte, más mujer, dirías tú y diría yo.

Oigo la canción "Ella", de la cantante argentina Bebe, y te imagino a ti arriba de un escenario, expresando tu rabia y la convicción de que has vencido tus infiernos con la sola fuerza que te da el saberte frágil pero capaz, pequeña pero inteligente, sin mucho dinero pero tenaz.

Por eso te dedico esa canción, amiguita. En honor a tu determinación y como un sencillo pañuelo para las lágrimas que ahora derramas.

Tú lo sabes, mi querida Alix, que tú vestida así y yo vestida así, haremos el acto más maravilloso del mundo.
Aquí tu canción, hermanita: "Ella", Bebe.

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Anatomía Humana

Ante la negativa de la jerarquía católica de que circulen libremente por las secundarias del país ciertos libros que osan hablar indebidamente del (sexo) y de la (sexualidad), Helguera hace el enorme favor de aclararnos en Letra S la uniforme concepción de la anatomía humana que debemos tener, según los obispos católicos.

¿Para qué estudiar biología, si con leer los escritos y pronunciamientos de nuestros adorados jerarcas católicos (¡un beso donde se encuentren!), podemos aprender tanto o más que en las nefandas escuelas (públicas)?

Flavio me dijo en una ocasión que la época en la cual la Iglesia dominaba el pensamiento no se llamó Edad media, sino, casualmente, Oscurantismo.


9/05/2006

Abrazaré a mi amado y no lo soltaré (II)

De el Cantar de los cantares, para Manu y Lalo

Que me bese con los besos de su boca.
Son mejores que el vino tus amores,
exquisito el olor de tus perfumes,
tu nombre es aroma que se expande.

Llévame contigo, ¡corramos!
Condúceme, rey mío, a tus alcobas, para alegrarnos y gozar contigo,
y gustar tus amores más que el vino.

Como manzano entre los árboles silvestres
es mi amado entre los jóvenes.
Me agrada sentarme a su sombra, gustar el exquisito sabor de sus frutos.
Me llevó a la bodega y me cubrió con sus gestos de amor.
Fortalézcanme con pasas, reanímenme con manzanas,
porque muero de amor.
Su brazo izquierdo rodea mi cabeza, con el derecho me abraza.

Mi amado es para mí, y yo para mi amado.
Encontré al amor de mi vida.
Lo abracé y no lo soltaré hasta llevarlo a la casa de mi madre,
a la alcoba de la que me dio a luz.

Mi amado es apuesto y sonrosado, se distingue entre miles.
Sus ojos son como palomas al borde del agua,
bañadas en leche, reposando en la orilla.
Plantío de balsameras sus mejillas, semillero de plantas aromáticas.
Sus labios, lirios que destilan mirra.
Sus brazos, como cilindros de oro,
incrustados con piedras de Tarsis;
su cuerpo, marfil pulido cubierto de zafiros.
Sus piernas como columnas de alabastro, asentadas sobre oro puro.
Su porte, como el del Líbano, gallardo como los cedros.
Su boca es la dulzura misma, y todo él es un encanto.
Así es mi amado, mi amigo, muchachas de Jerusalén.

¡Ah, si tú fueras mi hermano,
alimentado con los pechos de mi madre!
Al verte por la calle, te podría besar, sin que me criticara la gente.
Te llevaría a la casa de mi madre, a la alcoba de la que me dio a luz;
y te daría a beber vino aromático, el dulce licor de mis granadas.
Su brazo izquierdo rodea mi cabeza, con el derecho me abraza.

Grábame como sello en tu corazón, como sello en tu brazo;
porque el amor es más fuerte que la muerte.

(Cant 1, 1-3; 2, 3-6; 3, 4; 5, 10-16; 8, 1-3. 6.)
Abrazaré a mi amado y no lo soltaré (I)


La morena amada que canta a su rey idolatrado durante la noche de bodas revela su voz en la gramática cautivante de Manu cuando relata la historia de su soledad compartida con la de Lalo.

Botón de muestra: un ritmo vertiginoso y cada vez más envolvente nos conduce desde el inicio de un día laboral hasta la culminación de una noche de amor en Acht Monaten. Son palabras de amor que no dejan de representar una realidad vivificante como lo es la relación de pareja.

Palabras enardecidas por las endorfinas del encuentro último, fugaz, intenso y reparador. Palabras como las de los amantes del siglo III a.C., que cantan su pasión y la convierten en un instrumento de la voluntad divina que afirma el amor erótico como lugar de su presencia. Un hombre, Salomón, y una mujer, anónima. Su falta de nombre se justifica por la arquetípica representación de todos cuantos cantamos al amor encontrado como a un tesoro. En ella se reflejan los que no hallamos palabras para manifestar aquello de lo que nuestro corazón desborda.

Se trata de el Cantar de los cantares, uno de los libros más profanos que se hayan escrito. Paradójicamente, su lugar se encuentra después de Salmos y está incluido en el bloque de los libros poéticos en un raro betseller de tiraje impresionante: la Biblia.

¿Cómo pudo colarse en ese libro sagrado un poema erótico, con figuras orientales vívidas y descriptivas, que no menciona a Dios ni por accidente? Muchos clérigos no suelen emplearlo en sus predicaciones porque darían la razón a quienes pugnan por una práctica libre y humanizante de la sexualidad. Por eso es un libro censurado, cuya interpretación tiene que ser no la de dos amantes que elevan su amor a la categoría de mediación divina, sino la de el alma (la amada), que se une a su amado (Cristo). ¡Por Dios! Siendo tan evidente su intención plástica, no veo el porqué reducir su capacidad evocante de las noches en que dos personas inmolan sus cuerpos para generarse placer, un placer legítimo e imperioso.

Por fortuna, muchos biblistas actuales retoman la intención original de los autores del Cantar, y lo recomiendan como un libro sapiencial que enseña lo cercano que están de Dios aquellos que se entregan a sus amantes. El amor homosexual no se libra de esta lectura: también él conduce a ambos oferentes a gozar de un Edén en el que construyen su casa como lugar de humanización. Los gays podemos leer el Cantar tomando el lugar de la morena amada, no por identificación con un género en especial, sino por las palabras que ella canta a su amado, de piernas de marfil y pecho de alabastro.

Como esa mujer judía, también nosotros pedimos a gritos a nuestro novio "que me bese con los besos de su boca" (Cant 1, 2), porque "encontré al amor de mi vida, lo abrazaré y no lo soltaré" (Cant 3, 4).

Para Manu y para Lalo, los versos del Cantar en el próximo artículo.

9/01/2006

Contrainforme feminista

Gabriela Rodríguez

Vale la pena leer este artículo, pues refleja la otra realidad que muchos miedos de comunicación no presentan por temor a violentar la homogenea visión que se pretende imponer sobre nosotros desde los más altos círculos del poder.

Como una voz más del gran movimiento de resistencia civil pacífica que se está construyendo en este país, mujeres feministas de diversas organizaciones civiles presentamos un contrainforme de gobierno para nutrir los latidos del corazón del Centro Histórico y expresarnos desde nuestro campamento en las entrañas del Zócalo capitalino. Denunciamos las formas en que el gobierno panista y el presidente Vicente Fox han violentado de manera flagrante los derechos de las mujeres y han obstaculizado el acceso a la verdad y a la justicia a lo largo de esta administracion.


* Cada seis horas es asesinada una niña o una mujer en México. En estos años, el derecho a una vida sin violencia ha sido el más violentado de todos los derechos humanos. Cientos de asesinatos de niñas y mujeres a lo largo y ancho del país quedan en la impunidad. Baste mencionar que 177 funcionarios responsables de negligencias frente a los asesinatos de mujeres de Ciudad Juárez, denunciados por la Fiscalía Especial, siguen sin ser castigados, no obstante haberlos señalados con nombre y apellido.


* 8.3 por ciento de las mujeres del país han sufrido alguna forma de violencia sexual. Entre las y los menores de edad, abusos sexuales, prostitucion y pornografia infantil han contado con la complicidad de funcionarios gubernamentales (gobernador de Puebla), jerarcas del clero (Legionarios de Cristo) y actores en círculos empresariales (Succar Kuri, Kamel Nacif).

* 23 mujeres fueron torturadas con agresiones sexuales por policías en el operativo contra el pueblo de Atenco.

* Gracias al Seguro (in)Popular y a sus gastos propagandísticos ha disminuido el acceso universal a la salud y han muerto 20 mil mujeres por cáncer cérvico uterino, 15 mil por cáncer de mama, 8 mil por causas asociadas al embarazo, al aborto y al parto, 3 mil se suicidaron y decenas murieron de sida.

* Los retrocesos en la salud sexual y reproductiva son muchos: hoy más de 30 mil mujeres tienen VIH/sida. De 2003 a 2006 el uso de anticonceptivos se redujo de 45 por ciento a 38 por ciento entre las mujeres de 15 a 19 años de edad, y la demanda insatisfecha de anticonceptivos aumentó de 21.2 a 25.1 por ciento.

* No se ha respetado el derecho a la libertad de conciencia ni al Estado laico. Los legisladores panistas presentaron iniciativas para eliminar la educacion laica y gratuita, para corregir el artículo 24 constitucional y desproteger la libertad de culto. Para desalentar la política de población por contravenir los preceptos vaticanos, se ejecutó un recorte presupuestal al Consejo Nacional de Población, reduciéndolo al uno por ciento del total asignado a la Secretaria de Gobernacion.

* Se difundieron campañas de abstienencia sexual desde el DIF federal, se intentó eliminar el libro de educacion sexual del quinto grado de primaria, el cual promueve la equidad de género y los derechos humanos de los menores de edad. En agosto, gobernadores panistas y prianistas decomisaron el libro de educacion sexual del primer grado de secundaria porque promueve la información científica y laica, así como los valores democráticos: el respeto a los cuerpos y la tolerancia a todas las diversidades, la libertad de expresión y de decisión, la responsabilidad de comportamiento, la no violencia y la no discriminación.

* 25 por ciento de la población indígena mayor de 15 años no sabe leer ni escribir.

* La violaciones al derecho a la información y a la libre expresión son innumerables. Durante el sexenio foxista fueron asesinados impunemente 16 periodistas, y continúan con mayor énfasis en el convulsionado estado de Oaxaca. La periodista feminista Lydia Cacho fue secuestrada y detenida arbitrariamente y enjuiciada por haber denunciado a empresarios pederastas. Vicente Fox promulgó la ley Televisa, entregando el espectro radioeléctrico a dos familias empresarias.

* En 2003 el gobierno federal en contubernio con Felipe Calderón, entonces coordinador de la bancada panista, desvió recursos publicos y cubrió la malversación de 30 millones de pesos al otorgarlo a la organización Pro Vida, cuyo líder, Jorge Serrano Limón, aún no está preso. Asimismo, se enriquecieron los hermanos Bribiesca y el cuñado incómodo, Diego Hildebrando Zavala.

* El 2 de julio millones de mujeres acudimos a las urnas para ejercer nuestro derecho a decidir. El IFE nos jugó sucio y se burló de nosotras.

Como brujas blancas, las mujeres feministas decidimos salir del clóset, descubrir el cucurucho y sacar al aire nuestras escobas. Hoy, como siempre, las más radicales pacifistas dirigimos nuestros poderes en contra de todas las formas de violencia. Hagamos un hechizo por la democracia: ¡Mujeres del mundo, volad! ¡Que aparezcan los votos! ¡Cuernos de alacrán para todos los del PAN! ¡Patas de araña, Calderón es pura maña!

La Jornada
Viernes 1 de septiembre de 2006