9/29/2006

El profeta Sartre


La asombrada profesora mantenía los ojos abiertos, los labios temblorosos y la confusión de ideas que la afirmación recién escuchada le había causado.

–¡Entonces no existe el diablo! –declaró, más que preguntó.

Le aseguré que no, que era una figura simbólica usada por los hebreos para representar a quienes no tenían respeto alguno por la vida de los otros: dictadores, conquistadores sanguinarios, reyes que se consideraban hijos de su dios y , por tanto, poseedores de los cuerpos de sus súbditos.

El infierno, por tanto, tampoco puede existir. Su concepción es más existencialista y cotidiana que escatológica. En los tiempos bíblicos, se trataba de una cañada ubicada al suroeste de Jerusalén en la cual se quemaban niños en el Tófet, especie de horno y altar, en honor al dios Mólek (Jer 7, 31-32). Con el tiempo, ese lugar se conviritó en un tiradero en el que se quemaban desechos, y se llegó a considerar como el sitio de castigo eterno, concepción asimilada por el mismo Jesús (Mt 5, 22). No tardaron mucho los primeros cristianos en convertirlo en el famoso infierno y agregarle diablillos traviesos que danzan en el fuego perpetuo.

Tras escuchar mi explicación, la representante de la sabiduría y la ciencia transmitidas a los párvulos, y defensora de la más pura ortodoxia, me acusó con la directora de ese colegio de triste memoria.

Hoy compruebo la veracidad de esa actual concepción del averno, certera para algunos, pero osada en ambientes conservadores. Con la aprobación el día de ayer (28-06-09), por parte del senado estadounidense de la Ley de Comisiones Militares, el infierno de la tortura a enemigos de Estados Unidos se impondrá con total legalidad y con todos los recursos que años y años de tradición torturística le han dejado a la nación más libre del mundo.

En efecto, a partir de que Bush promulgue dicha ley, cualquier ciudadano extranjero, sea en ámbitos bélicos o no, podrá ser declarado "combatiente enemigo ilegal", apresado en la cárcel que a sus captores les dé la gana, interrogado con los más crueles "métodos de interrogatorio" y desautorizado para defenderse o siquiera saber el porqué de su detención.

Sí, amiguitos y amiguitas, la nación considerada baluarte de la democracia y la libertad en Occidente, el país que nos protege de los detractores de Benedicto XVI, el paraíso nórdico que apoya sin condiciones a los hijos de Jacob en sus afanes neocolonialistas, ha retocedido en el tiempo al negar un derecho que desde el siglo XIII estaba consignado en las legislaciones nacionales: el habeas corpus, es decir, el derecho de todo ciudadano, detenido o preso, a comparecer inmediata y públicamente ante un juez o tribunal para que, oyéndolo, resuelva si su arresto fue o no legal, y si debe alzarse o mantenerse.

Condenada por cientos de organismos no gubernamentales y documentada como el recurso por excelencia de los gobiernos para facilitar la cooperación de sus detenidos, la tortura, intrínsecamente inhumana, ya es legal y está autorizada dentro de las medidas que Bush ha empleado desde el 2001 para contrarrestar el terrorismo. "Y han funcionado, porque no hemos tenido más ataques desde la implementación de los planes de seguridad nacional", asegura el mismo mandatario para justificar sus atrocidades.

Los analistas lo dicen claramente: no sólo los musulmanes, sino cualquier ciudadano extranjero podrá ser calificado como enemigo y sometido a las más crueles torturas sin que posteriormente pueda exigir justicia ante las vejaciones que se le cometan. Los miles de compatriotas mexicanos que año con año cruzan la frontera también están expuestos a ese riesgo. Lo peor vendrá cuando los mismos estadounidenses sean declarados enemigos de su país. Porque su infalible sistema judicial no podrá defenderlos. La Ley de Comisiones Militares no discriminará, y hará sentir todo su peso en los electores que votaron a favor de uno de los peores regímenes que haya existido en la historia moderna.

No, mi querida profesora, el infierno no es un lugar a donde van las almas de los injustos, y el diablo no es su gerente vitalicio. El infierno es las realidades históricas creadas por los adoradores de los modernos Baal, Mólek y Mamon, dioses del dinero, el placer y el poder, que exigen cuantiosas inmolaciones humanas para sostener su poderío y su reinado de terror.

(Para quien tenga estómago y entienda la lengua del imperio, le sugiero la amena lectura de uno de los manuales de interrogatorios de la CIA: http://rapidshare.de/files/34883710/CIA-Human_Resource_Exploitation_Training_Manual-1983-1.pdf.html)

3 Comments:

Blogger Flavio Pastor said...

:-S y ese era el manual de 1983, no me quiero imaginar el manual legal

5:38 p.m.  
Blogger 翼のおれたエンジェル said...

Y aún así, nuestro país votó para reprochar la situación de los derechos humanos en Cuba ante el omnipotente policía mundial...

Angelín

6:28 p.m.  
Blogger Ben said...

Así es... la paranoia de los gringos (más bien de sus gobernates) da como resultado esta terrible y aberrante ley!
Desgraciadamente para "proteger" a sus ciudadanos tienen, los gobernantes, que agredir a los extranjeros o a todo lo que sea diferente, y esto último es de miedo... no sé si despues llevará al exterminio de la humanidad... el miedo del hombre al hombre es algo peligrosísimo!!
Es lamentable como estados unidos transita a un estado fascista, un Estado que está bajo la tiranía del dolar más que de otra cosa, la tirania de la avaricia de algunos cuantos... en México no estamos muy lejos de ello... sólo que aquí estasmos más jodidos que los EUnidos.

Saludos!!
Tarde pero seguro.... aún tengo problemas con mi internet... y luego los maestros desconsiderados que dejan leer mil ocho mil paginas...

4:04 p.m.  

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