9/20/2006

"Dejad que los pequeños se vengan en mí"

—¡Oiga, joven! —llama una señora al joven y guapo teólogo gay—. Mi hijo me confesó que hace unos días el párroco de la colonia lo manoseó y le hizo cosas indebidas.

—¿Qué cosas, señora? —responde el apuesto escolástico.

—Bueno... Pues... Dice mi'jo que le tocó sus partes.

—¿Cuáles partes? ¿Sus hombros, acaso? ¿Sus tersas manitas?

—No... Su parte... masculina.

Sobreentendiendo el mensaje, el joven docto no quiere insistir para no aumentar la turbación de la madre de familia.

—Entiendo, señora. ¿En qué cree que le puedo ser útil?

—Pues quisiera saber si puedo demandarlo ante las autoridades religiosas, o sea, ante nuestro excelentísimo reverendo don monseñor arzobispo.

—¡Pero, señora, claro que puede! El Código la ampara.

—Ah, sí, ya sé cuál...

—Permítame —insiste el docto mozo—, ahorita mismo le busco el canon que ampara su caso. ¡Faltaba más, si nunca salgo sin el Código, por si las dudas!

La afligida madonna espera con ansia la respuesta que iluminará su vía crucis.

—¡Aquí está! —exclama cual si hubiese encontrado la mismísima piedra filosofálica. —Es el canon 1395, parágrafos 1 y 2, del Libro VI que trata sobre las sanciones en la Iglesia. Se lo leeré:

1395 § 1. El clérigo concubinario, exceptuado el caso del que se trata en el c. 1394, y el clérigo que con escándalo permanece en otro pecado externo contra el sexto mandamiento del Decálogo, deben ser castigados con suspensión; si persiste el delito después de la amonestación, se pueden añadir gradualmente otras penas, hasta la expulsión del estado clerical.

§ 2. El clérigo que cometa de otro modo un delito contra el sexto mandamiento del Decálogo, cuando este delito haya sido cometido con violencia o amenazas, o públicamente o con un menor que no haya cumplido dieciséis años de edad, debe ser castigado con penas justas, sin excluir la expulsión del estado clerical cuando el caso lo requiera.

—¿Cuántos años tiene su hijo, señora?

Extrañada, la madre responde:

—Diez años, joven.

—¡Ve! Sí alcanza la edad reglamentaria para considerarlo víctima de abuso.

—Oiga, pero lo que yo no quiero es que con la demanda el obispo nada más cambie de parroquia al cura ese y deje en el olvido el agravio a mi'jito. Ya ve que con esas políticas vaticanas de encubrimiento, una nunca sabe.

Extrañado por las ideas pseudoargumentadas de la dama, el teólogo no puede reprimir una leve amonestación.

—Señora, confíe usted en las instituciones religiosas y en el Tribunal Eclesiástico de nuestra arquidiócesis. Acuda de inmediato al edificio arzobispal de Durango 90, en la colonia Roma, y lleve los cánones del Código que le he dado.

Dubitativa, con la desconfianza propia de quienes han perdido la fe incluso en los tribunales encargados de verificar la legalidad de las elecciones federales, dicho sea de paso, la señora pregunta:

—Por cierto, ¿de qué código me habla, joven?

—¡Mi señora! —exclama azorado el profesional de la religión—. ¿Cuál habría de ser? ¡Le estoy hablando del Código de Derecho Canónico!

—Ah, ese. Fíjese que pensé que me hablaba del Código Da Vinci. Ese sí funciona y pone a temblar a la Iglesia. El que usted dice, pues mejor guárdeselo.

4 Comments:

Blogger Ben said...

Jajajaja. No ma.
Pues sí hoy en dia ya ni a la iglesia (institucion) se le cree nada. Los delitios de esos parrocos, curas, padres, etc muestra que son unos cerdos (no todos claros, hay, hasta en la iglesia, gente integra, digna) piensan con los huevos, cerdos!!!
Hoy a las instutuciones del Estado y la Iglesia hay que tenerles fe y no confianza, porque confianza de ninguna manera se les puede tener...

Jajaja, el teologo gay!!! jajajjaja...

6:36 p.m.  
Blogger 翼のおれたエンジェル said...

¿Se imaginan las consecuencias si las televisoras persiguieran a los curas pederastas de la misma manera que lo hicieron con los casos de corrupción del PRD?
Y luego dicen que no hay línea...

Angelín

9:33 p.m.  
Blogger M said...

Qué cosas tan más pavorosas... y tan cotidianas :(

12:28 a.m.  
Blogger Centro Desarrollo Humano Tanatológico said...

Ángel:
Extraña, en efecto, la tímida respuesta de los medios acerca de este asunto. A AMLO pudieron tildarlo de rompepatrias, dictador, neocomunistoide, agitador y responsable de miles de despidos. Pero a Norbis Rivera, lo protege el halo silencioso de los medios sostenido por los poderes abascalianos y fecalistas.

1:23 p.m.  

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